La adicción al teléfono móvil. Una adicción cada vez más común.

La tecnología está cada vez más presente en nuestra vida cotidiana, y es innegable que, un buen uso, nos facilita muchas labores y nos aporta comodidad. Y según se acelera su desarrollo, también se acelera la velocidad con la que influye en la sociedad. En estos últimos años el uso masivo de los teléfonos móviles inteligentes ha cambiado nuestra vida de una forma mucho más profunda de lo que habríamos podido imaginar hace tan sólo unos años. Pero este avance en las prestaciones de los teléfonos tiene su lado oscuro, puesto que, para muchas personas, el teléfono móvil ha pasado de ser una herramienta básica en su día a día, a convertirse en un serio problema para su salud mental. Y aunque por el momento, no exista una categoría expresa en el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales DSM-IV-TR para catalogar el abuso del teléfono móvil como un trastorno de la adicción, existen características en este trastorno que tienen gran similitud con otros trastornos adictivos, tales como la tolerancia o el síndrome de abstinencia.

¿Te suena la palabra nomofobia?

Nomofobia es un vocablo que se deriva de la expresión “no-mobile-phone-fobia”, o “no-móvil-fobia”) y que se utiliza para describir los síntomas que sufre aquella persona frente a la idea de no poder disponer del teléfono móvil o de los servicios que este le proporciona.

Entre los síntomas de la nomofobia se encuentran el miedo, el nerviosismo, la angustia, las taquicardias, los pensamientos obsesivos, la cefalea o el dolor de estómago.

Y aunque pueda parecer increíble ya hay estudios que demuestran que estos síntomas podrían afectar a alrededor del 50% de la población en mayor o menor medida. Especialmente a las personas más jóvenes pues tienen más necesidad de ser aceptados por los demás y están más familiarizados con las nuevas tecnologías.

¿Cómo puedo saber si realmente padezco este trastorno?

¿No te separas de tu teléfono en ningún momento?

¿Estas más pendiente del teléfono que de tu familia o amigos en los momentos en los que compartes su presencia?

¿Sientes ansiedad, irritabilidad o angustia si te olvidas el teléfono en alguna parte o tu batería se está acabando?

¿Piensas que el teléfono móvil interfiere en tus actividades cotidianas, tales como el trabajo, el estudio o tus relaciones personales?

¿Revisas el móvil de forma reiterada por si ha entrado algún mensaje, mail o llamada?

¿Utilizas el móvil en lugares como en el coche, cine, etc.?

¿Para comunicar cosas importantes utilizas los mensajes o las llamadas en lugar de comunicarte con los demás cara a cara?

¿Lo primero que haces al despertar es revisar el teléfono?

¿No respetas las horas de sueño por estar mirando el móvil?

Cuantos más Si haya en tus respuestas mayor probabilidad hay de que padezcas una dependencia de este dispositivo.

¿Cómo afecta la dependencia al móvil a quien la padece?

Basta con mirar a nuestro alrededor para comprobar que los teléfonos móviles se han convertido en una verdadera “esclavitud” para muchas personas.

Quien sufre de esta adicción se siente obligado a estar continuamente pendiente de su teléfono móvil, hasta el punto de abandonar otras facetas de su vida. En el trabajo, en las relaciones familiares o con los amigos, en las relaciones de pareja y, en general, a cualquier otro aspecto de la vida.

La ansiedad provocada por la nomofobia produce un nerviosismo generalizado, hasta el punto de condicionar la vida del afectado.

También hay que tener en cuenta que existe un aumento del peligro en situaciones tales como la de conducción e incluso como peatones, si estamos prestando atención a nuestro móvil.

Pérdida de interés por las relaciones sociales presenciales.

Inestabilidad anímica y baja autoestima.

Depresión y perdida de la noción del tiempo.

Además, otro efecto dañino muy habitual es el insomnio. Algunas personas llegan al punto de alterar su sueño, no poder conciliarlo o dormir de manera intermitente con el fin de comprobar que siguen disponiendo de conexión y consultar actualizaciones en sus redes sociales.

Ya, pero ¿Qué puedo hacer para evitar esta adicción?

Aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte a mantener un uso controlado del teléfono móvil. 

  • Dar ejemplo. Si nuestros hijos nos observan estar todo el día “enganchados“ al teléfono aprenderán que es algo normal. Trata de utilizar el teléfono con moderación delante de los más jóvenes.
  • Establece unos horarios de uso y respétalos.
  • La noche es para dormir. Acostúmbrate a apagar el teléfono.
  • Silencia las notificaciones de las redes sociales y de los grupos de whatsapp mientras cumples con tus obligaciones cotidianas (trabajo, estudio o reuniones personales)
  • Pon el móvil en silencio cuando conduzcas o vayas a algún lugar donde no debas utilizarlo (cine, a cenar con los amigos etc) esto evitará que cada vez que te llegué una notificación te sientas obligado a mirarlo.
  • Realiza una sincronización manual en el correo electrónico. Evitarás que constantemente te lleguen mails nuevos y tengas que parar lo que estás haciendo para contestar. Es mejor hacerlo cuando tengas un rato libre y contestar varios mails.
  • Trata de hablar las cosas importantes en persona en lugar de enviar mensajes.
  • Instala solo las aplicaciones básicas en tu Smartphone, ya que tener más aplicaciones de la cuenta solo te hará perder el tiempo.
  • Si ya has detectado esta adicción, lo mejor es que acudas a un psicólogo o a un centro especializado para atajar el problema lo antes posible.

Todavía existe la creencia de que este tipo de adicciones no resultan igual de graves que, por ejemplo, las adicciones a sustancias, además, este tipo de adicción se suele detectar mucho más tarde debido a su normalización en la sociedad, pero lo cierto es que sus consecuencias pueden llegar a ser igual de nocivas.

Mejor Prevenir

La clave para hacer un uso apropiado del teléfono móvil no está en evitar su utilización o en prohibir el uso de los smartphones a los niños y adolescentes, sino en utilizarlo de manera moderada conforme a nuestras necesidades reales y hacerles entender a los más jóvenes la importancia del uso correcto de estos aparatos, velando por una educación que comprenda tanto los aspectos positivos de las nuevas tecnologías como los usos indebidos y patológicos. Por este motivo la prevención en el ámbito familiar y en la escuela es fundamental.

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